“Nuestra Señora, seguía de cerca los pasos de su Hijo: la pobreza de Belén, la vida oculta de trabajo ordinario en Nazaret, la manifestación de la divinidad en Caná de Galilea, las afrentas de la Pasión y el Sacrificio divino de la Cruz, la bienaventuranza eterna del Paraíso.Ella nos ha precedido por la vía de la imitación de Cristo, y la glorificación de Nuestra Madre es la firme esperanza de nuestra propia salvación; por eso la llamamos nuestra esperanza y causa de nuestra felicidad”.
Ofrezcamos hoy a nuestra madre, la Virgen María: Ser optimistas siempre porque no hay dolor ni sacrificio en este mundo que no sea reparado con creces en la otra vida.
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